Profundidad y movimiento en la disposición de los cuerpos, y una imagen que se consolida en la interacción de variados recursos y texturas. Soluciones que atienden a la funcionalidad del lugar y a la comodidad de los pacientes.
El edificio se desprende de sus medianeras a través de un estudio formal que, mediante un sutil giro entre los volúmenes, otorga un particular dinamismo a su fachada principal y, a su vez, permite que la mayoría de sus ambientes principales de a los espacios verdes circundantes, con el fin de ofrecer a los usuarios vistas y sensaciones no comunes en institutos de atención médica. Se desarrolló en dos plantas, pensando en la circulación de los pacientes, que muchas veces se desplazan con dificultad (silla de ruedas, muletas, etc.). Se aprovechó al máximo el uso del suelo permitido en el sitio, cuidando las áreas específicas de la tipología. En torno a las circulaciones. Se ingresa por una amplia explanada, realizada en adoquines de pórfido, que permite el acceso vehicular, próximo a las puertas de acceso, favoreciendo nuevamente el desplazamiento de los pacientes. Una importante recepción y espera son la imagen fundamental del instituto, flanqueada por una fuente externa que la recorre en la totalidad de su superficie vidriada. Al mismo tiempo, una fuente interior junto a revestimientos y terminaciones de primera calidad (porcelanatos, acero inoxidable, aluminio y acrílico texturado) proporcionan una sensación de calidad y categoría diferencial que hacen que el visitante no se sienta en un instituto médico. Desde allí, parten dos circulaciones. Una, sobre la derecha, por la que se accede a la sala de rayos X y -siempre con vistas al jardín circundante- a los tres consultorios. Ámbitos que poseen un doble acceso, desde una circulación técnica que permite la atención simultánea sin que el personal se cruce con el usuario. Desde la espera, la segunda circulación centrada en el edificio distribuye, por un lado, a la sala de rehabilitación con tres boxes para tratamientos de onda corta, ultrasonido, láser, etc.; a un gimnasio de ejercicios dinámicos con espacio para bicicletas, cintas y elementos aeróbicos y de musculación; y al subsistema de cirugía, con su sala de pre-operatorio, con vestuario para el paciente, a los quirófanos con su correspondiente transferencia para cuidar al máximo su asepsia y a la sala de post-operatorio, constituida por cuatro boxes. Posee circulación interna para el personal, con acceso independiente desde el estacionamiento, ubicado en el sector posterior del lote. Se concibió tanto para pacientes como para médicos, con acceso a los vestuarios, a través de los cuales se llega a los quirófanos. Se previó allí la instalación de aparatología de última generación que, junto a las terminaciones y revestimientos en paredes y cielos rasos en acero inoxidable, refuerzan el concepto de alta tecnología médica. Lo funcional se completa con una pequeña administración, una sala de descanso para el personal y sala de reuniones, aula fuera del área de circulación de pacientes y un local abierto a la calle y al interior de la espera, para tratamientos complementarios de pedicuría, de forma de tener independencia del centro, si fuese necesario. Se dejó prevista la instalación de dos ascensores hidráulicos que vinculen la circulación técnica y la de pacientes, hacia la planta alta. En subsuelo y sector de estacionamiento se dispusieron los espacios de servicio necesarios para un edificio de esta naturaleza: cisterna, tableros eléctricos, grupo electrógeno, salas de residuos patógenos, de aspiración, de oxígeno y aire comprimido. El instituto cuenta con instalaciones termomecánicas, eléctricas, de señales débiles, CCTV, alarma, etc., acordes a un centro de esta envergadura. En cuanto a las formas. En lo referido a la formalidad, partiendo de la rigidez del paralelepípedo -definido por el código de edificación- se recortaron los volúmenes y se trabajó para darles profundidad y movimiento. El volumen sobre el acceso, de carácter fuerte y textura pesada, gira hacia el interior contrastando con la transparencia y ortogonalidad del ingreso y el resto de los cuerpos, generando una composición única que le da identidad al edificio. El juego y la elección de texturas -piedra, aluminio, vidrio y agua en movimiento- brindan una impronta jerarquizada a la institución médica. El equipamiento principal se diseñó especialmente para conformar un sistema visual y comunicacional armonioso al conjunto. Finalmente, el tratamiento exterior -vegetación, marquesinas, cocheras, solados y medianeras- se desarrollaron con el mismo concepto de calidad y diferencia, sin desviar el concepto de "asepsia", propias del rubro.
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