En un barrio residencial de Buenos Aires, el proyecto de este edificio de departamentos busca incorporar a sus viviendas distintos espacios, recorridos, situaciones y detalles propias de la arquitectura de las casas unifamiliares.
Los ocho departamentos se organizan en dos niveles con el estar como espacio de doble altura que los vincula. La cocina, el lavadero y el comedor ocupan junto con el estar la planta baja de los departamentos, mientras que los dormitorios ocupan la planta superior. Tanto el estar como el dormitorio principal tienen una terraza profunda por delante que balconean una sobre la otra y que se cierran en el nivel superior con un sistema de parasoles horizontales de vidrio. Esto transforma la fachada en un espacio intermedio entre el interior y el exterior, al aire libre pero protegido del viento y de las vistas desde la planta baja.
La organización general del edificio refuerza el carácter de pequeñas casas de las unidades. Autos y personas ingresan por el mismo espacio, una planta baja libre con piso de madera de quebracho que durante la noche es ocupada por los autos y durante el día se convierte en lugar de juego para los niños como sucede en muchas casas. Esta planta baja y las escaleras y los puentes por los que se llega a las viviendas son semicubiertos. Solo se accede a un espacio interior cerrado al entrar al hall de cada una de las viviendas.
Las divisiones interiores de vidrio esmerilado hacen que la luz pase de un ambiente a otro y generan un juego de reflejos y sombras entre los distintos ambientes, mucho mas frecuente en el diseño de locales comerciales. Los parasoles, las fachadas exteriores, las divisiones de vidrio y las fachadas al patio forman una serie de velos paralelos a la calle que se superponen, permitiendo que la luz los atraviese de distinta forma en el transcurso del día.
A lo largo del siglo XX los proyectos de vivienda permitieron a muchos de los edificios mas relevantes construidos en la ciudad plantear reflexiones o experimentar sobre diversos temas; algunos relacionados al problema especifico de la vivienda y los modos de habitar y otros referidos a temas generales de la arquitectura como su relación con la naturaleza, con los sistemas constructivos o con el clima y el asoleamiento. El proyecto de Clay busca trascender las limitaciones que las regulaciones y la necesidad de maximizar la rentabilidad económica imponen hoy a este tipo de emprendimientos, para intentar dar un paso en dirección a esta tradición de experimentación.
Los ocho departamentos se organizan en dos niveles con el estar como espacio de doble altura que los vincula. La cocina, el lavadero y el comedor ocupan junto con el estar la planta baja de los departamentos, mientras que los dormitorios ocupan la planta superior. Tanto el estar como el dormitorio principal tienen una terraza profunda por delante que balconean una sobre la otra y que se cierran en el nivel superior con un sistema de parasoles horizontales de vidrio. Esto transforma la fachada en un espacio intermedio entre el interior y el exterior, al aire libre pero protegido del viento y de las vistas desde la planta baja.
La organización general del edificio refuerza el carácter de pequeñas casas de las unidades. Autos y personas ingresan por el mismo espacio, una planta baja libre con piso de madera de quebracho que durante la noche es ocupada por los autos y durante el día se convierte en lugar de juego para los niños como sucede en muchas casas. Esta planta baja y las escaleras y los puentes por los que se llega a las viviendas son semicubiertos. Solo se accede a un espacio interior cerrado al entrar al hall de cada una de las viviendas.
Las divisiones interiores de vidrio esmerilado hacen que la luz pase de un ambiente a otro y generan un juego de reflejos y sombras entre los distintos ambientes, mucho mas frecuente en el diseño de locales comerciales. Los parasoles, las fachadas exteriores, las divisiones de vidrio y las fachadas al patio forman una serie de velos paralelos a la calle que se superponen, permitiendo que la luz los atraviese de distinta forma en el transcurso del día.
A lo largo del siglo XX los proyectos de vivienda permitieron a muchos de los edificios mas relevantes construidos en la ciudad plantear reflexiones o experimentar sobre diversos temas; algunos relacionados al problema especifico de la vivienda y los modos de habitar y otros referidos a temas generales de la arquitectura como su relación con la naturaleza, con los sistemas constructivos o con el clima y el asoleamiento. El proyecto de Clay busca trascender las limitaciones que las regulaciones y la necesidad de maximizar la rentabilidad económica imponen hoy a este tipo de emprendimientos, para intentar dar un paso en dirección a esta tradición de experimentación.
1 comentario:
me parece un buen edificio viéndolo arquitectonicamente. su morfologia me gusta mucho. tienen apartamento en buenos aires disponibles o ya no?
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